martes, 29 de julio de 2025

Mi viaje a Tokio: un recorrido entre neones, templos y sorpresas

Tokio es una ciudad en perpetuo movimiento, una urbe donde tradición y vanguardia se mezclan con una naturalidad que sorprende. No se trata solo de una metrópoli de neón y trenes bala, sino de un mapa infinito de experiencias que nunca deja de reinventarse.

Comenzaremos la visita en Asakusa, el barrio tradicional por excelencia. Aquí se alza el impresionante Templo Sensoji, el más antiguo de Tokio, accesible tras cruzar la icónica Puerta Kaminarimon, con su linterna roja gigante, y recorrer la colorida calle Nakamise repleta de puestos y aromas a dulces típicos.





Desde las orillas del río Sumida, la silueta futurista de la Tokyo Skytree recuerda al viajero que la modernidad está a tan solo unos pasos; subir a su observatorio es como sostener Tokio en la palma de la mano, una panorámica que se funde con el horizonte y, en días claros, con el Monte Fuji

El vibrante Shibuya —con su mítico cruce peatonal, semáforos sincronizados y pantallas gigantes— es la postal del bullicio global. No muy lejos, Shinjuku ofrece una experiencia opuesta: desde el tranquilo Parque Central y los miradores gratuitos del Gobierno Metropolitano hasta los claustros diminutos de Golden Gai, una maraña de bares diminutos y atmósfera de novela negra.

Inspirado por el éxito del display de animales en toda la ciudad, en Shibuya y Shinjuku han aparecido impresionantes pantallas LED que proyectan figuras de animales en 3D, visibles a simple vista y sin necesidad de gafas especiales. Uno de los más populares es el gatito 3D, que se puede ver en Shinjuku sobre la salida este de la estación. Se trata de una pantalla curva donde aparece un gato calicó gigante, tan realista que parece a punto de saltar del edificio. Este gato se despereza, juega, se asoma curioso y hasta interactúa con la audiencia durante el día, convirtiéndose en una sensación viral y en el “nuevo símbolo kawaii” de la ciudad

Justo frente a la estación de Shibuya, la estatua de Hachiko es otro de los puntos más emblemáticos y fotografiados de Tokio. Hachiko fue un perro de raza akita que, en la década de 1920, esperaba todos los días a su dueño, el profesor Ueno, a la salida del trabajo. Incluso tras la muerte repentina de su amo en 1925, Hachiko siguió yendo a la estación durante casi diez años, conmoviendo a los ciudadanos y convirtiéndose en símbolo de lealtad inquebrantable. La estatua original fue inaugurada en 1934, y hoy es punto de encuentro universal en Shibuya


El Santuario Meiji Jingu, ubicado en el distrito de Shibuya en Tokio, es uno de los santuarios sintoístas más emblemáticos y visitados de la ciudad. Está dedicado a los espíritus deificados del Emperador Meiji (Mutsuhito) y su esposa, la Emperatriz Shōken, figuras clave en la modernización y apertura de Japón al mundo a finales del siglo XIX y principios del XX.

El santuario fue fundado oficialmente en 1920, tras la muerte del emperador en 1912, en un área que solían frecuentar ambos: un antiguo campo de lirios que se transformó en un bosque urbano que rodea el espacio sagrado, brindando un remanso de tranquilidad en medio de la agitada ciudad

En el distrito de Hibiya, muy cerca del parque y del Palacio Imperial, se alza la estatua más emblemática de Godzilla, el monstruo cinematográfico nacido en 1954 que simboliza el ingenio, el caos y la cultura pop japonesa. Renovada en 2018, mide tres metros y se alza como icono selfie y homenaje al vínculo entre Tokio y sus mitos modernos. No muy lejos, en Shinjuku, puedes asomarte a la mastodóntica cabeza de Godzilla situada en la terraza del Hotel Gracery, toda una atracción para fanáticos y viajeros curiosos



Por su parte, Ginza es el distrito de la sofisticación japonesa. Sus avenidas, jalonadas por boutiques internacionales, flagships, cafés, galerías y grandes almacenes, transmiten el pulso del lujo japonés, pero también de la moda más innovadora. Pasea por las fachadas de Hermès, Cartier y Chanel; maravíllate con las vidrieras y prueba delicias gourmet en las izakayas de lujo. Incluso si solo vas a mirar, la experiencia de Ginza es un viaje sensorial a una Tokio elegante y vibrante, cuya historia comercial data desde el siglo XVII



También en Ginza encontrareis este precioso reloj Ghibli, propiedad de Seiko

Finalmente no podemos irnos de Tokio sin citar su Bahia .La Bahía de Tokio es un área costera importante en Japón, conocida por su ambiente moderno y turístico, especialmente en Odaiba, una isla artificial. En Odaiba se encuentra una réplica de la Estatua de la Libertad.


Esta réplica fue erigida en 1998 y representa valores  como la libertad, democracia y derechos humanos. Mide aproximadamente la mitad de la estatua original, con 37,5 metros de altura, y está situada en el parque Odaiba Marine Park con vistas al mar y a la Bahía de Tokio. La estatua incluso integra elementos simbólicos japoneses en su diseño, como una corona de siete puntas que representa la armonía entre humanos y naturaleza

Estos lugares no solo resumen todo lo que “hay que ver” en Tokio: son el latido visual y cultural que convierte a la capital japonesa en una experiencia que mezcla admiración, asombro y una pizca de fantasía futurista

2 comentarios: