domingo, 11 de mayo de 2025

El Camino de la Virgen: La Romería de la Bella 2025

El aire de mayo en Lepe huele a jara y a promesa cumplida. Desde días antes, el pueblo entero se viste de gala, y el bullicio se siente en cada rincón: los balcones lucen mantones, las calles se llenan de farolillos y las carretas esperan, engalanadas, la señal de partida. Es la Romería de la Virgen de la Bella, la cita más esperada del año, y en 2025 la emoción es más intensa que nunca.


La tarde del viernes 9 de mayo, la Espadaña del Templo Parroquial se convierte en un río de flores. Hermandades, asociaciones y vecinos desfilan para ofrecer ramos a la Virgen, mientras los cantes y el repique de campanas anuncian que la fiesta ha comenzado. La noche es larga: la ofrenda floral se prolonga hasta pasada la medianoche, y el pueblo vive una velada de emociones compartidas, entre risas, abrazos y promesas susurradas a la patrona.

El sábado 10 de mayo llega el momento más esperado. A las seis de la tarde, la puerta del templo se abre y la Virgen de la Bella, radiante, inicia su recorrido hacia el Cabezo de la Bella. Miles de devotos la acompañan por la calle Caños, entre vítores, palmas y lágrimas de emoción. El sol va cayendo y el cortejo avanza, envuelto en un manto de fe y alegría. Ya de madrugada, la Virgen entra triunfal en su ermita. Allí, la vigilia se prolonga: la Subasta del Pendón y la Vela Popular mantienen despierto al pueblo, que vela a su Virgen entre rezos y cantes.

El domingo 11, la ermita se llena de romeros para la Santa Misa, cantada por el coro de la Hermandad y acompañada por el sonido inconfundible de los tamborileros. El ambiente es festivo, pero también de recogimiento: cada familia, cada grupo de amigos, vive la romería a su manera, compartiendo comida, música y recuerdos bajo la mirada de la Virgen. Por la tarde, otra misa congrega a los fieles antes de que la noche vuelva a envolver el recinto romero.


El lunes 12 de mayo, la devoción no decae. La vela continúa durante la madrugada y, al mediodía, una nueva misa reúne a quienes apuran las últimas horas en el Cabezo. Al caer la tarde, la Virgen de la Bella inicia su regreso a Lepe. El camino de vuelta es un río de emociones: a su llegada a la Cruz Primera, el pueblo reza la Salve, y la entrada en el templo parroquial marca el final de la romería, dejando en el aire la promesa de volver a empezar el año siguiente.

Así se vive la Romería de la Virgen de la Bella en mayo de 2025: entre flores y promesas, entre lágrimas y alegría, Lepe se convierte en un lugar donde la fe y la tradición se dan la mano, y donde cada romero, al volver a casa, lleva en el corazón la certeza de haber vivido algo único.

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