Peñíscola es una ciudad fortificada coronada por la que fuera morada de Benedicto XIII, el Papa Luna.
El Castillo que lleva su nombre perteneció a la Orden del Temple. Los templarios levantaron allí su última gran fortaleza .Un esfuerzo que resultó final y definitivo, pues con él desaparecieron de la historia y entraron en la leyenda.
En 1411 el Papa Luna, Benedicto XIII transformó el castillo en su sede pontificia.La lucha de su legitimidad , en medio del Cisma de Occidente, le llevó al aislamiento y la muerte entre estos muros en 1423.
A Benedicto XIII le llamaban el "Papa Luna" porque su nombre verdadero era "Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor".
Su tenaz lucha contra sus enemigos hizo que surgiera la famosa frase de
"mantenerse en sus trece", en referencia a la negativa de Benedicto XIII a renunciar a su posición de Papa.
Os recomiendo que empeceis el paseo por Peñíscola recorriendo las fortificaciones y el Parque de la Artillería , que flanquean la enorme roca sobre la que se asienta la ciudad.En dicho parque vereis diferentes polvorines, cañones , fosos, la Batería de Santiago, la del Calvario y también el faro de Peñíscola.
El castillo está lo alto de todo con una estatua del propio Papa a la entrada..
Desde el Zaguán del castillo accedereis a las diferentes dependencias..
Existen dos caballerizas, una con bóveda de cañón y otra de planta trapezoidal que se usaron, en algún momento, como dormitorio de los soldados.
Para el Cuerpo de Guardia había dos estancias y un aljibe.
El Patio de Armas es lo más destacado del castillo. Se trata de un amplio espacio abierto al mar.
Tuvo el doble uso como claustro, a semejanza de los monasterios y como patio de armas, tal como correspondía a un castillo medieval y a su carácter militar templario.
Las dependencias pontificias están repartidas entre la Sala de Trabajo, el Comedor, la Cámara mayor, la Biblioteca y el Estudio.
Este que veis es el Salón del Trono destinado a las recepciones y actos solemnes.
La cocina
Y no podía faltar la capilla del castillo, bastante austera tal como dictaban los cánones cistercienses.
No os olvideis de subir a las terrazas, una privilegiada atalaya con bonitas vistas al mar.