En un pequeño huerto, las fresas crecían radiantes y jugosas. Un día, una fresa llamada Mara se enorgulleció de su intenso color y delicioso sabor, proclamándose la reina del huerto.
Alardeando ante otras frutas, menospreció a las demás. Pero el sol ardiente y la sequía llegaron, marchitando las fresas. Mara, sola y débil, comprendió que la verdadera grandeza radica en la humildad y la cooperación.
Las frutas restantes se ayudaron mutuamente, compartiendo agua y sombra. Mara, aprendiendo la lección, se unió al esfuerzo colectivo. Juntas, resistieron las adversidades, recordando que la verdadera riqueza está en la unión y la solidaridad
Buenas lección
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