En los tiempos antiguos de Sevilla, cuando los moros reinaban y los jardines rebosaban de belleza, se cuenta una leyenda sobre el azahar en la ciudad.
En aquellos días, una joven de corazón amable descubrió una semilla especial, otorgada por un anciano sabio enviado por los dioses. Sin embargo, ella permanece sin nombre en la historia, como un eco de la pureza y la bondad que habitaba en aquel tiempo.
La semilla floreció en un majestuoso naranjo cuyas fragantes flores llenaron la ciudad con su aroma celestial.
Así, el azahar se convirtió en un símbolo de esperanza y renovación, recordando a todos que la belleza y la alegría pueden florecer incluso en los momentos más oscuros
Fantástico
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