En Sevilla, tierra de encanto,
donde el sol acaricia con su cálido manto,
las cigüeñas danzan en el cielo azul,
testigos silentes de un paisaje singular.
Bajo el cielo de San Blas, en suave danza,
las cigüeñas trazan estelas de esperanza.
Sus alas blancas, como pétalos de luz,
tejen historias que el viento difunde al cruzar.
En los campanarios, alto y majestuoso,
el nido de las cigüeñas es un tesoro hermoso.
Entre las tejas y el sol resplandeciente,
se forja la vida, en vuelo persistente.
En el día de San Blas, la festividad se canta,
y las cigüeñas, en lo alto, son la encantadora planta.
Sus picos trazan símbolos en el aire,
como versos que el viento se complace en llevar.
En las calles empedradas de esta Sevilla añeja,
las cigüeñas danzan su danza vieja.
Y San Blas sonríe desde su altar,
mientras las cigüeñas tejen su propio cantar.
Bajo el cielo de Sevilla, en el día bendito,
las cigüeñas alzan vuelo con gracia y buen espíritu.
En San Blas, entre risas y rezos al viento,
las cigüeñas escriben un poema eterno.
Que lindas son
ResponderEliminarHermosas
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