En la provincia de Cáceres, en concreto en la localidad de Alcuéscar, existe una iglesia visigoda cuyos caracteres la hacen única y singular en toda España.Se trata de la Basílica de Santa Lucía del Trampal.Esta iglesia es la primera que en Extremadura, reúne las características propias de la arquitectura prerrománica hispánica.
Sus aportaciones, revolucionarias en su momento, fueron:cubrir enteramente el edificio con bóvedas sobre muros construidos con material reutilizado, decorar con motivos geométricos y vegetales determinados elementos arquitectónicos como frisos y abrir vanos con arcos de herradura de curva muy cerrada.
La iglesia que ha llegado a nosotros no es como la original.Los tres ábsides, el crucero y el coro es lo que menos ha cambiado, aunque se han perdido los cimborrios.De las naves se conservan los muros en toda su altura, pero han perdido sus arquerías y bóvedas.Las habitaciones laterales con sus arcos adosados y sus bovedillas han desaparecido por completo.
En esta iglesia se celebraban liturgias con un acento ceremonial y misterioso.El sacerdote, tras rodear la iglesia y recorrer todos sus espacios, se situaba en el ábside, donde quedaba oculto tras las cortinas en los momentos más importantes de los oficios religiosos.Los fieles se situaban en las distanciadas naves y sólo se acercaban a las sacristías para entregar sus ofrendas.
La iglesia fue abandonada en el año 850 y tras la reconquista, en el año 1230, se levantó un nuevo monasterio y se construyó una capilla funeraria en una de las habitaciones..
Junto a la basílica que hoy se puede visitar gratuitamente, han creado un Centro de Interpretación con un pequeño museo para conocer la historia de esta peculiar iglesia.
Iglesias semejantes a esta son las de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo en Asturias
Sus aportaciones, revolucionarias en su momento, fueron:cubrir enteramente el edificio con bóvedas sobre muros construidos con material reutilizado, decorar con motivos geométricos y vegetales determinados elementos arquitectónicos como frisos y abrir vanos con arcos de herradura de curva muy cerrada.
La iglesia que ha llegado a nosotros no es como la original.Los tres ábsides, el crucero y el coro es lo que menos ha cambiado, aunque se han perdido los cimborrios.De las naves se conservan los muros en toda su altura, pero han perdido sus arquerías y bóvedas.Las habitaciones laterales con sus arcos adosados y sus bovedillas han desaparecido por completo.
En esta iglesia se celebraban liturgias con un acento ceremonial y misterioso.El sacerdote, tras rodear la iglesia y recorrer todos sus espacios, se situaba en el ábside, donde quedaba oculto tras las cortinas en los momentos más importantes de los oficios religiosos.Los fieles se situaban en las distanciadas naves y sólo se acercaban a las sacristías para entregar sus ofrendas.
La iglesia fue abandonada en el año 850 y tras la reconquista, en el año 1230, se levantó un nuevo monasterio y se construyó una capilla funeraria en una de las habitaciones..
Junto a la basílica que hoy se puede visitar gratuitamente, han creado un Centro de Interpretación con un pequeño museo para conocer la historia de esta peculiar iglesia.
Iglesias semejantes a esta son las de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo en Asturias
