Ir a Trinidad es como visitar una ciudad detenida en el tiempo.Sus calles, sus casas son más propias del siglo XVIII o XIX que del actual..
Lo que más os llamará la atención son sus calles empedradas, sus casas y palacetes coloridos, sus rejas.Su origen se debe a la existencia en Trinidad de familias dedicadas a la industria azucarera que propició que se amasaran grandes fortunas.
Entre los inmuebles de mayor relevancia destaca el Palacio del Conde Bruneta, actual sede del Museo Romántico.
La Plaza Mayor.En Trinidad todas las calles nos llevan a esta plaza, ubicada en el centro del casco histórico y rodeado de 4 magníficos edificios como el Museo Histórico Municipal, la Iglesia Parroquial de la Santísima Trinidad, el Museo Romántico y el Palacio Ortíz.
La Plaza posee un mezcla de estilos, verjas traídas de Filadelfia, unas esculturas de perros que custodian la salida, bancos de hierro pintados..
No muy lejos de allí, se encuentra la Iglesia de San Francisco de Asís, cuya colorida torre, al ser la estructura más alta de la ciudad, es fácilmente visible desde todos los ángulos de Trinidad y un importante punto de referencia a la hora de guiarse..
El palacio del Cantero,un interesante edificio que acoge el museo de la ciudad.Destaca su mobiliario y su peculiar arquitectura.
Podeis subir a la torre y tener una impresionante vista de Trinidad
El palacio fue construido por el hacendado azucarero , José Mariano Borrell y Padrón, para casa de vivienda en la primera mitad del siglo XIX.
A su muerte fue utilizada como Escuela de Artes y Oficios.
No dejeis de entrar en cada uno de sus callejones, disfrutar de la quietud de sus plazas y por supuesto escuchar a los improvisados músicos callejeros..jeje..A ver lo que me cantan..
Preciosa
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