El Museo Bellver nos trae esta exposición de paisajes abstractos, donde el propio paisaje se convierte en un personaje simbólico que cobra vida y tiene espiritu propio.
El color se desdibuja en todas sus piezas y la libertad creadora se apodera de cada uno de los cuadros.
Se puede ver hasta el 29 de octubre en el horario habitual del museo.
Interesante
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