En Huelva, una hermosa ciudad del sur de España, se encontraba una plantación de fresas muy conocida en la zona. Durante la temporada de fresas, muchos turistas y lugareños visitaban la plantación para recoger fresas frescas y deliciosas.
Un día, un grupo de ciclistas se detuvo en la plantación para descansar y reponer energías. Mientras estaban allí, se dieron cuenta de que las fresas de la plantación parecían especialmente jugosas y apetitosas, por lo que decidieron probarlas.
Uno de los ciclistas, llamado Paco, tomó una fresa y se la llevó a la boca. El sabor dulce y jugoso lo sorprendió tanto que decidió recolectar algunas fresas más para compartir con sus compañeros de ciclismo.
Los demás ciclistas probaron las fresas y también se quedaron impresionados por su sabor delicioso y auténtico. Después de recoger suficientes fresas para satisfacer su hambre, los ciclistas se montaron en sus bicicletas y continuaron su recorrido.
Sin embargo, Paco no pudo dejar de pensar en las fresas que había probado en la plantación. Al día siguiente, regresó a la plantación para comprar más fresas y llevarlas a su casa.
Desde ese día en adelante, Paco se convirtió en un cliente habitual de la plantación de fresas en Huelva. Cada vez que iba en bicicleta por la zona, hacía una parada en la plantación para comprar algunas de las mejores fresas que había probado jamás.
Y así, la fama de la plantación de fresas en Huelva se extendió no solo entre los locales y los turistas, sino también entre los ciclistas que recorrían la zona. La plantación de fresas de Huelva se convirtió en un destino popular para aquellos que buscaban un bocado dulce y delicioso mientras disfrutaban de un agradable paseo en bicicleta.
Que ricas
ResponderEliminarQuiero fresas
ResponderEliminarMuy sabrosas..
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